Enfermedades respiratorias como el asma o la neumonía son algunas de las principales consecuencias de la pobreza energética. Actualmente, en España, existen más de cinco millones de personas que no cubren las necesidades básicas de energía en sus hogares.

Para luchar contra la pobreza energética, la ONU ha marcado dos objetivos para su Agenda 2030: acabar con la pobreza energética y garantizar a la población mayor acceso a la energía. Dichos objetivos buscan convertir el hogar en una vivienda digna con calefacción y electricidad.

Posibles soluciones contra la pobreza energética

El camino hacia un mundo sin pobreza energética se puede abordar desde diferentes vías. Algunas soluciones que contribuirían positivamente a la erradicación de esta pobreza son:

  1. Mejora de la eficiencia de las viviendas.
  2. Fijación de un precio estable de la energía.
  3. Aumento de la renta familiar.
  4. Conocimiento individual de los derechos energéticos a través de:
    • Herramientas para aprender a interpretar las facturas y reducirlas
    • Creación de hábitos de consumo responsable
    • Conocimiento de las medidas de eficiencia energética para los hogares, ayudas y programar para su financiación.

Existen proyectos sin ánimo de lucro como es el caso de “Ni un Hogar Sin Energía” de ECODES que ayudan a las familias vulnerables a rebajar sus facturas y a adquirir el conocimiento adecuado acerca del consumo energético.

En su página web, tanto estas familias como cualquier persona que busque reducir sus facturas energéticas y las emisiones de CO2 pueden acceder al cuestionario online “Quiero ahorrar” que les ofrece recomendaciones personalizadas para reducirlas y aprender nuevos hábitos de consumo y medidas para lograr una eficiencia energética.

Datos sobre la pobreza energética

En 2018, los diagnósticos energéticos de las 4.800 familias atendidas por el programa “Ni un Hogar Sin Energía” de ECODES mostraron los siguientes resultados:

  • El 51 % de las familias tenían una potencia contratada superior a la necesaria.
  • Existían un 39 % de familias con derecho al bono social que no lo estaban disfrutando.
  • El 51 % de los hogares sufren pérdidas energéticas a través de entradas de aire por puertas y/o ventanas.
  • El 61 % de las viviendas tenían instaladas ventanas de vidrio simple.
  • El 54% de los participantes no puede mantener su vivienda a una temperatura ideal en invierno y/o en verano.
  • Un 17 % de los diagnósticos energéticos reflejan la inexistencia de un sistema de calefacción.

Como podemos ver, aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con la pobreza energética, siendo de vital importancia tanto el empoderamiento energético de la población dando a conocer las diferentes opciones de ahorro en las facturas, como el aumento de fondos destinados a la rehabilitación energética del hogar.